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La otra historia del Caballo de Troya

La mayoría de las personas conocen la historia del Caballo de Troya.

 

Pero menos personas la relacionan con los negocios.

 

Y menos todavía la relacionan con hacer negocios de las cosas que a ti te gustan.

 

Mira.

 

La historia breve va así:

 

Troya era una ciudad impenetrable, que se encontraba en guerra constantemente.

 

Un día, en medio de una guerra que había durado meses, amaneció afuera de sus puertas un caballo gigante de madera.

 

Gigante nivel: más alto que sus murallas.

 

Los troyanos, que eran muy egocéntricos, creyeron que era un regalo de los dioses, así que lo metieron a la ciudad para alabarlo.

 

¿Y qué sucedió? Que dentro del caballo realmente estaban escondidos una cantidad importante de soldados aqueos y por la noche salieron.

 

Salieron, abrieron las puertas de Troya a sus otros compañeros y saquearon completamente la ciudad.

 

Bien.

 

Ahora vamos con los negocios.

 

Un amigo abrió un restaurante de desayunos que ya cerró hace algunos años.

 

En su momento le fue bastante bien.

 

Él tenía muchas ganas de «traer una opción diferente» a la ciudad y metió en su menú una cantidad importante de platillos fusión.

 

La gente nunca los pidió.

 

¿Por qué?

 

Porque la gente normalmente tiene una idea de lo que quiere y va a los lugares buscando eso.

 

No quieren desayunar «burritas de pato al chile morita bañadas en vino tinto», sino chilaquiles o molletes (vaya, hablo de México porque en Argentina el sacrilegio sería no tener mediaslunas).

 

Así que terminó por quitar esos platillos de su menú, pero hizo algo bastante inteligente: construyó un caballo de Troya.

 

¿Cómo?

 

Comenzó a regalar un topping para poner sobre los chilaquiles que era parecido: pato al chile morita.

 

¿Y qué pasó?

 

Que una cantidad muy importante de personas lo amaron, al grado de convertirse en el sello distintivo del lugar.

 

Mira, a menudo me platican sobre ideas de negocio que inician con «yo pienso que las personas necesitan saber…» o «yo creo que la gente debería de conocer sobre…».

 

Esos modelos de negocio suelen ir mal porque las personas construimos muros como los de Troya a nuestro alrededor.

 

Nada de malo en querer dar un valor agregado o hablar sobre algo que nadie habla, pero a veces hay que entender que la muralla no se derriba de frente.

 

Se ingresa con un caballo y estando dentro, se derriba.

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