
Copywriting, diseño de marcas y estrategia digital.
Escribo textos que persuaden a las personas a tomar acción, diseño marcas que destacan del resto en los pasillos del súper (o la web) y pienso jugadas digitales que le cantan jaque mate a los algoritmos.
Ah, y algo más…
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copywriting
Del ámbito de la persuasión.
1. (f) Escribir para vender.
No estudié diseño, pero…
Eso no me impidió emprender mi propio estudio para el diseño y comunicación de marcas que destacan del resto, llamado Mínimo.
Y esto no te lo digo por presumir, te lo digo porque tengo muy claro que generar negocios rentables poco tiene que ver con un título oficial y mucho tiene que ver con constancia, inteligencia y poner las manos a trabajar.
En Mínimo diseñamos y comunicamos marcas que destacan en el mercado internacional, con historias que conectan con sus dueños y sus clientes, además de todo lo esencial que buscas para tu negocio: lucir bien, tener versatilidad, cumplir con buenas prácticas de diseño y ser original.
Claro, además de contarle a nuestros clientes lo que nadie más les cuenta sobre la comunicación y el marketing digital, sin reservas.
Aquí irían los testimoniales, pero en su lugar hay una historia.
Partamos de algo altamente probable que tú y yo sabemos: no nos conocemos. O en todo caso, nos conocemos por encimita.
Yo no estudié diseño, ni letras, ni un máster en copywriting, ni nada de esas cosas relacionadas con lo que hago. Me formé —como se dice por ahí— en la talacha. O sea, trabajando y atreviéndome a hacer cosas que en su momento no sabía hacer.
He colaborado con marcas de todos los tamaños y recursos, pero eso no debería de ser importante para ti. Cualquier persona con medianas habilidades de persuasión, podría hacer lo mismo.
O sea: arreglárselas para darle una charla al equipo de una marca reconocida, pedirles una encuesta de satisfacción y poner el logo de la empresa, bajo una leyenda que diga «empresas con las que he colaborado».
Nadie, bajo ningún concepto, debería confiar en recuadros con logotipos y palabras dulces.
Así que hablemos sobre otro concepto, ya que es importante confiar en algo mucho más simple: la intuición.
Cuando comencé con todo esto de vender formaciones y servicios, me devoraba libros y cursos de negocios, mentalidad y técnicas de marketing.
¿Y sabes cuánto aprendí de ello? Aproximadamente nada.
Todo que ver conmigo y nada que ver con las cosas que consumía. La cosa es que leía y leía y leía, pero no hacía y no hacía y no hacía.
Mi intuición me susurraba que algo andaba mal (o sea, lo de no hacer nada), pero yo estaba convencido que tenía que saber más; vaya, que lo que sabía no era suficiente.
Nada más equivocado que eso.
La cosa es que necesitaba dejar de escuchar tutores, gurús, motivadores y opinólogos con sitios web llenos de logotipos, para comenzar a escucharme a mí. Es decir, a la voz interna que me decía: ponte a trabajar.
Así que lo hice. Y hasta la fecha no hay agradecimientos, palabras de aliento, ni logotipo de ninguna marca, que valga más como testimonial que el de haber puesto las manos en el trabajo.
En el fondo no hay palabras ajenas que puedan hablar por las tuyas. La cafetería que tu mejor amiga recomendó, puede ser una decepción para ti. Es la vida y está bien que sea así.
Yo trabajo por hacer las cosas fáciles, útiles y prácticas para que personas como tú aprendan a tener mejores negocios, pero no puedo prometerte más que eso. Si te prometiera éxito, riqueza o ventas, te estaría vendiendo una vil mentira (humo, le dicen).
Dicho esto, lo demás te toca a ti: ponte a trabajar.
Así escribo cuando hablo contigo.
Textos (o no) extraídos de mi newsletter, de mi cabezota neurótica o de mis dedos bailarines (que por cierto, sí saben hacerlo, no como yo que nací con dos pies izquierdos).
Debes escribir menos y pensar más: técnica de persuasión.
Uno de los grandes principios de la escritura persuasiva es:
Mucha investigación.
Poca redacción.
Mucha edición.
Técnica aplicada para generar atención y algo sobre contar historias.
Esto puede importarte.
¿Cómo lo sé?
Porque a todo el mundo le gusta ganar más dinero.
A todos.
Por más jipis, iluminados, yoguis y desconectados del ego que sean…
Les gusta ganar dinero.
No poco.
Mucho.